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El proceso conceptual y material apunta a una reducción de los elementos de partida (cama, bañera, ataúd), a su dimensión simbólica, a través de un proceso de síntesis para la reducción de estos módulos a iconos que se hibridan, aprovechándose así el potencial mnemotécnico y referencial de estas imágenes, planteando un despliegue de significados que abordan la temática corporal dentro de un registro metonímico o connotativo.

Contenedores humanos (dispositivos para condición corporal) plantean a través de estos conceptos claves una posible experimentación perceptiva que parte de la observación y la reflexión de los espacios que nos contienen, una indagación absorta en el espacio exterior-interior, así como una introspección en aspectos que señalan nuestra condición y que pueden expandirse hasta apuntar a la noción corporal, hasta la consciencia de la propia materialidad de carne y huesos, extendiéndose a lo visceral, a la cenestesia, a ese sentir que procede de los órganos internos.