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“...parece tan erróneo pretender la continuidad de nuestra propia individualidad, que es sustituida por otros individuos, como pretender la permanencia de la materia de nuestro cuerpo, que constantemente es sustituida por nueva materia. Parece tan insensato embalsamar cadáveres como conservar cuidadosamente las propias heces. Por lo que respecta a la consciencia individual ligada al cuerpo individual, hay que decir que el sueño la interrumpe totalmente cada día:”

Arthur Schopenhauer (El mundo como voluntad y representación)


Contenedores humanos (dispositivos para condición corporal) plantean un modo corporal de comprensión de determinados objetos-espacios en los que el cuerpo se dispone o con los que éste interactúa, de modo que a través de ellos se evoquen o revelen comportamientos y funciones del propio organismo, así como de su naturaleza efímera.

Cama, bañera y ataúd se abordan como elementos paradigmáticos para la comprensión de la condición corporal, indagando en lo que estos objetos-contenedores señalan: el cuerpo como lugar de tránsito. Pensados como cápsulas o módulos de rigurosa individualidad, los tres contenedores clave citados (que constituyen la base formal de partida de la propuesta) son todos ellos contenedores de depósito, de conservación y exposición al mismo tiempo, surgen de la necesidad de contención del desmembramiento corporal.